La salud mental es un problema de preocupación general. Cuando se habla de salud mental, en general se está pensando en enfermedades mentales. Los índices más elevados corresponden a trastornos emocionales: ansiedad, estrés, depresión, burnout, etc. En tiempos de la pandemia, los índices de prevalencia de estos trastornos se han visto incrementados de forma alarmante. Lo cual pone de manifiesto que muchos de ellos no son debidos a factores genéticos innatos sino a como reaccionan las personas a los retos del entorno. Esto significa que hay que formar a las personas para poder responder mejor a estos retos. Investigaciones recientes han señalado que la mejor forma de prevención es el desarrollo de competencias emocionales. Estas competencias tienen como objetivo potenciar el bienestar. La definición de salud mental incluye la palabra bienestar. Por lo tanto, la educación emocional, que tiene como objetivo el desarrollo de competencias emocionales, es un factor de promoción de la salud mental. Por esto, el bienestar debería estar en el centro de la acción educativa. Educar para el bienestar emocional es una estrategia eficiente para prevenir problemas de salud mental.